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Yorgos Seferis (Días 1931-1934)
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 Article publié le 31 mars 2024.

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La semana pasada -era jueves- voy a un concierto de jazz en el Conservatorio del Liceo -suelen ser muy buenos-, voy con tiempo y me llego antes a La Central del Raval, a la que hace tiempo que no voy. Veo expuesto el libro Días 1931-1934 de Yorgos Seferis, que no conocía o en el que no me había fijado, me llama por supuesto la atención y hojeo su introducción, que es de Andrés Sánchez Robayna. Dice allí que el otro libro del diario de Seferis que en castellano se publicó -Días 1925-1968- y es el que yo leí en su día, cuando salió, es una selección muy sucinta. Que los volúmenes publicados en francés son también selecciones. El diario íntegro está en griego. Coralia Pose, en su extraordinaria correspondencia, lo digo así porque está llena de juicios iluminadores y apreciaciones muy acertadas, que mantuvimos hace ya años con motivo de que al realizar su tesis doctoral estudiara mi poesía a la luz o bajo la luz de la de Seferis, me dijo en un momento cuánto se perdía de Seferis si no se leía en griego, en el original. No lo dudo. Recuerdo que Milan Kundera trae el juicio de un escritor que asegura que si no has leído a Kafka en alemán no has leído a Kafka. Tampoco lo dudo. “Me resigno a la infamia”, acaba el poema “El espía” de Borges, que sigue al maravilloso dedicado al poeta –“El cómplice”-, y que leía en su penúltimo libro de poemas el otro día. Yo no me resigno a la infamia, y creo que mi vida así lo prueba, pero sí a no saber alemán o griego moderno -aunque escribí adolescente poemas en griego clásico-, mas no conocer una lengua no es una infamia, me parece, sino una incultura (a la que por otra parte tampoco me resigno). También adolescente descubrí a Seferis y su poesía me ha acompañado siempre. He mencionado a Coralia Pose, amiga a través de la poesía y de Seferis desde entonces, y ligada a él, y también a estos días. Los diarios de Seferis llevan este título, Días, y el libro mío que se publica ahora se titula Días en Venecia. También es un diario, y podría remitir o recordar a Seferis en ese título. Un amigo que me está ayudando en estos momentos me hablaba de lo que para él es Italia, y quise ir a buscar para él, para regalárselo, el tomo con la Obra completa de Ramón Gaya, que a veces he regalado a amigos, porque me encanta. En la Llibreria Documenta, al lado de casa, y en la que haré una lectura poética el 6 de mayo, comprobaron que ya no se reimprime y que sólo había dos libros en toda España, uno en una librería de Gijón y otro en otra de Mallorca. Recordé que en Gijón vive Coralia, y muy gentil lo compró en esta librería de toda la vida (como me dijo era al llamarla) y me lo envió y así pudo llegar a manos de mi amigo. A través de la poesía, del hilo invisible y misterioso de la poesía que une a los seres y las cosas. Ramón Gaya, unido a Venecia, y a Italia, y a través de ellas unido a mí, y por esto vamos a realizar una presentación en el Museo Ramón Gaya de Murcia. Pero vamos con los Días de Seferis. De camino del concierto no me va bien comprarlo y lo encargo en la Documenta al día siguiente. Al hojear la introducción, leo que en ella Andrés Sánchez Robayna explica que se ha de respetar el flujo y ritmo de la escritura, y que lo respetuoso para con un diario es editarlo íntegro y no realizar una selección de él, como es habitual. Y pienso que en Días en Venecia, libro en el que a veces hay meditaciones o reflexiones de temas de arte o literario, yo sostengo lo mismo, pero en relación a todo lo escrito, y digo que es un absurdo y una falta de respeto y una traición a la naturaleza de cómo se ha dado una escritura el que se realicen selecciones de la misma, como a veces pasa, con Proust u otro autor. Que estos libros son horribles y no deberían hacerse. Encontré el otro día una hoja suelta con un fragmento de este libro, Días en Venecia, en que decía o venía a decir esto. Debí escribirlo aparte, también, como punto que me importaba y para que no se me olvidara. Comprobé que en el cuerpo del libro también estaba dicho, y aunque no de exacto modo, porque todo momento es en la expresión distinto. También algunas cosas que aquí, ahora he escrito las escribí o apunté de modo muy parecido hace unos días -lo sé. Pienso que voy a buscar este fragmento suelto y traerlo aquí, donde quizá encuentra de manera impensada su espacio. Esto pienso, porque creo, sí, que sería acertado aquí traerlo, pero como tal papel volandero quizá así quedó y no me sea fácil encontrarlo, por lo que transcribo lo que en este punto dice y se puede leer en el libro, con la conciencia de haber contrastado que este texto escrito aparte era una variante que de modo esencial decía lo mismo. Puede así leerse en las páginas 134-135 de Días en Venecia. “Y así me pregunto para mí, velozmente, y de pronto : ¿A quién le importa ? Y, acto seguido, ¿y a mí qué me importa a quién le importa ? Recuerdo que el otro día, una de las veces que nos vimos en Barcelona antes de que se fuera a Roma, Bianca me decía -la noche en la Avenida Gaudí- : no pongas lo íntimo. Se refería a que, en la selección de las prosas que mandara a editoriales, no pusiera lo de carácter más íntimo, porque no podían gustar ni interesar ni importar. No le contesté en ese momento sino otra noche y a mi manera. Andábamos por el Ensanche tras cenar y de vuelta a casa, y no sé cómo -pero yo respondía a esto, en el fondo- me encontré diciéndole que un editor no puede decirle a Proust que haga una selección de sus siete tomos con lo más interesante desde el punto de vista argumental -o el que sea-, porque ha de editarlo todo, si es un editor y no un mercachifle. Porque con esta selección tendríamos a Proust en un tomo al alcance de todos, una antología de Proust, pero que él, Proust, lo ha escrito todo, ha escrito los siete tomos, y se ha de editar todo, porque así lo ha escrito, ésta es la obra que ha hecho y así la ha concebido. Podría pensar Bianca que era una respuesta a su observación del otro día, y creo que hasta así se lo indiqué. Desde luego, que para poder tener esos fragmentos que el editor sí quiere y te pediría que escogieras para publicar un solo libro se necesita haber escrito lo otro. Se necesita haber escrito todo. Y es en el fluir de la escritura que se dan ciertos encuentros y se producen ciertos hallazgos y pasajes más altos, pero que los trae este fluir y sin él no se darían. No puede, por tanto, arrancárseles a y de este fluir, en que se han dado. Y este fluir en el sucederse de palabras, en su sucederse mismo, tiene también interés, porque es el de un ser vivo o el de la vida, el aliento de esta creación que es el escribir y la respiración que la constituye, y así ha de leerse, así ha de editarse y darse a conocer, y no en una antología de suspiros o jadeos que puedan de esta respiración aislarse”. Hojeo lo que dice Andrés Sánchez Robayna en esta introducción, de pie, deprisa, en la librería La Central del Raval. Ayer les ha llegado ya a la Documenta y puedo leerlo en casa. Dice exactamente Andrés Sánchez Robayna : “No puede decirse que esta manera de proceder no sea necesaria en más de un caso, o que carezca de utilidad absolutamente, sobre todo si la alternativa es no editar el diario, porque algo, al menos, habrá ganado siempre el lector, por mucho que la antología no haga justicia al texto de origen. Ahora bien, editar antologías de diarios no resulta menos abusivo que editar únicamente fragmentos de una novela o un volumen de poemas en los que figuraran tan sólo determinadas estrofas. Al leerlos así, pensamos que algo es mejor que nada, sin duda, pero se trata de una práctica que constituye, en muchos aspectos, una traición al espíritu y al sentido del texto original”. Y completa y apuntala su juicio con unas reflexiones de Anna Caballé : “Editar un diario de manera íntegra -ha escrito recientemente una buena conocedora del género, Anna Caballé- “es la única manera de hacerse con el verdadero ritmo de una práctica caracterizada por la reflexividad. La única manera de ahondar en la frecuencia, los hábitos, el ritmo, la modulación de los temas que van surgiendo y las constantes que vertebran la escritura. Nada más fluctuante que el ritmo de un diario, sometido a todas las variaciones de la vida cotidiana : la única manera de poder apreciarlo es dejarse llevar por sus ondulaciones, sus reiteraciones, sus caídas de ánimo, los éxtasis, las incertidumbres”. Es difícil decirlo de manera más clara. Añado que un diario constituye, muy a menudo, una unidad, como lo es un poema, un relato, un ensayo o una pieza teatral ; a mi ver, fuera de la edición íntegra, un diario sólo consentiría ser editado a partir de sus secciones o divisiones internas que presentan carácter unitario, y esas secciones suelen quedar establecidas por las fechas, es decir, los años. Buena parte de los diarios, de hecho, son editados siguiendo ese criterio.// Quiere esto decir que -aunque útiles, por supuesto, para conocer la personalidad y la obra de Seferis- tanto Pages de Journal (1925-1971) como Días 1925-1968, citados más arriba, no permiten, en rigor, acceder al diario de Seferis tal y como éste, según se ha visto, necesita ser leído”. Lo que dice Andrés Sánchez Robayna es muy acertado y muy preciso y también lo que dice Anna Caballé. Habla de que hacer esto con los diarios sería como hacerlo con poemas o novelas. Pero se hace. A ello me refiero en Días en Venecia, y es que es verdad que se hace. Y es una falta de respeto y un sinsentido para con una escritura. Mi traductor al holandés traducía mis poemas de juventud, y a la pregunta de por qué no traducía los poemas de madurez respondía que sentía que éstos no los podía traducir aisladamente, por piezas, sino que en todo caso tendría que escoger un lapso, un tiempo de escritura, un día o varios días, y traducirlo íntegro, pues no podía romper el flujo de la escritura. Le dije que también percibía claramente éste porque había tenido la ocasión de publicarlo en su sucesión, tal como se dio, y que en cambio los poemas de juventud tuve que publicarlos en organizaciones para libros según las indicaciones de extensión que me daban, y que si los leyera seguidos, como se escribieron, quizá percibiría también ese flujo. Se entusiasmó con la idea de reconstruir esa escritura tal como se dio, aunque no lo hicimos. Pero lo apunto para indicar que la juventud no está tan lejos -en realidad, la juventud nunca está tan lejos. Estos días pasados estaba leyendo los poemas de Seferis ya no sé por qué vez, para que otra vez me iluminaran y acompañaran. Y encontrar este volumen de sus Días 1931-1934me hace pensar y decidir que puedo continuar con él su lectura. Al hojearlo encuentro estas observaciones de Andrés Sánchez Robayna. Me hace pensar que este poeta, traductor y filólogo va unido de manera algo misteriosa a algunos de mis libros y a cuestiones que en ellos se dicen -en ellos digo-, o aspectos como éste referido a las selecciones de texto con lo que de esta cuestión sostengo en Días en Venecia, y que los constituyen. Recuerdo que en la presentación en el Centro de la UNED de Barcelona (que ahora pienso que fue el día 14 de marzo de 2012, y que mañana 14 de marzo el editor me trae a casa Días en Venecia) de La poesía es un fondo de agua marina acudí a una observación que realiza en su introducción al Diario anónimo de José Ángel Valente. Andrés Sánchez Robayna se pregunta, ante el carácter anómalo y tan discontinuo de este texto, si puede considerarse un diario, y así se responde : “No tardé en advertir que tenía ante mí, en suma, un diario, si convenimos, con Philippe Lejeune, en que para que exista diario -en cualquiera de sus modalidades- la única condición es que se trate de una escritura fechada, esa clase de escritura que, por sus peculiares características, “hace visible el torbellino del tiempo””. Es curioso que acuda a la referencia de otro pensador para apuntalar su pensamiento, como hace también aquí, en la introducción a este volumen de diario de Seferis. Yo acudía a la reflexión de Andrés Sánchez Robayna y también a la que él acude para reforzarla aquel día para indicar que ese libro mío que allí estábamos presentando podía considerarse y era también un diario, un diario particular, espiritual y de poemas, pero un diario. La clave de bóveda de la organización de los poemas mientras los consideraba tras su escritura, como explico en la Nota a la edición de ese libro, se encuentra en uno de sus poemas, precisamente en el que está el título del libro -La poesía es un fondo de agua marina-, que empieza por considerar que presente estos poemas que escribo por orden de aparición. Al leerlo me fijé en ello, consideré esa posibilidad y me decidí por ello. Por construirlo así, sin construcción, o tal como se dio, sencillamente. En su curso natural. Pero esto hacía -escritura fechada- que fuera un diario, aunque particular y de poemas, y para señalar este carácter sí acudí a esta reflexión que hace Andrés Sánchez Robayna en su introducción al Diario anónimo de Valente ese día y que había leído con posterioridad. En algo que escribí sobre Valente lo recordé, lo recordé al referir la conciencia que adquirió Valente en su último tiempo de estar escribiendo un diario, y señalar cómo a mi manera yo también la tengo, y de hecho en mis últimos libros conviven prosa y poemas y se dan en su decurso natural. Como un diario. En este sentido, la clave de bóveda que se apunta ya en La poesía es un fondo de agua marina y que es la de presentar y dejar mi escritura en su mismo fluir, y que se confirmará como tal, pues se sentirá que no hay ya otro posible modo de presentarla y darla a conocer, es adivinatoria. Contiene y se da pues esta llave de mi escritura en este libro, y contiene también otras cosas. Hay un poema dedicado a Venecia que podemos pensar que contiene in nuce el libro que luego a ella dedicaré, estos Días en Venecia que se publican ahora, como contiene in nuce en un poema dedicado a Roma la vivencia de ésta y que luego se desarrollará y cumplirá en dos libros en ella escritos -Poesía en Roma y Vuelta a Roma- y que el día de la presentación de este libro fundacional en el Centro de la UNED de Barcelona fue el que eligió para leer el periodista de La Vanguardia Rafael Lozano, por saber ver en él qué significación extraordinaria contenía. Así que en el primer libro de mi vuelta a la escritura tantas cosas, llaves y razones. Como, de modo significativo, principal, el de escribir como el escribir un diario y unir la poesía a este diario. De los diarios de Seferis nos da acertadas apreciaciones Andrés Sánchez Robayna en esta introducción, acerca de los temas en que ahondan, de cómo los consideró orillas o márgenes de su obra pero luego de algún modo también obra, y cómo en él poesía, ensayo y diarios se complementan y completan y constituyen un todo. Creo que así se da, también a mi manera, en mi escribir, y que podría verse si así pudiera considerarse. Me gustaría tener el lúcido parecer de Coralia Pose en este punto. Quizá lo tenga cuando esto lea. Esto escribo, para acompañarme con Seferis, y empiezo a leer sus Días 1931-1934. La unión con su poesía, la cercanía con su poesía. De estos Días. No diré sino que su primer párrafo me parece un poema -que tiene su fuerza. Es éste : “Lunes por la noche, Londres, 24 de agosto. Me encuentro aquí desde el pasado lunes por la tarde y todavía no he tocado la pluma. Estoy mareado y como enfermo. En la calle hacía frío y lloviznaba ; no tengo pensamiento. Me mantengo en equilibrio sobre la cuerda, como siempre. En el barco tuve la experiencia de la imbecilidad : gente insignificante y aburrida. Las dos primeras noches hizo un calor asfixiante en los camarotes. Creo que soñé que era un potrillo en una inmensa pradera verde. Luego hubo marejada. Llegué bastante mareado a Marsella. Grecia estaba ya sin mí (no lo digo por egocentrismo). Entonces comprendí cuánto amaba a esa tierra, aun con los siete clavos que nos pone cada día. Pero sobre esto, más tarde”. Voy leyendo el libro, estos días en sus imbricaciones -con su espíritu, con su ánimo, con la vivencia de escribir, sus preocupaciones o sus temas. Sin ánimo de exhaustividad ni de ponderación o representatividad en su selección voy a espigar en estos Días algunos fragmentos, que se dirán a sí mismos. Así el 12 de septiembre de 1931 escribe el poeta griego en Londres : “En otro tiempo, hace muchos años, seguía con mucho interés esta reacción (cómo llamar a esa cosa). Era mi único trabajo serio, y no me dejaba hacer nada más. Luego, desde que regresé a Grecia, quizás porque presencié muy de cerca algunos de los dramas más graves de la vida, me vi en la necesidad de cerrar el sótano. En el lugar en que antaño veía crearse a cada momento un montón de dolores, heridas y desgarros, quedó una bola redonda, pesada y plomiza. No sé por qué voy a todos estos detalles, por qué vuelvo a empezar esta antiquísima historia : no me gusta mentirme a mí mismo ni engañar a los demás. Sería más simple, y pienso que todas las personas con algo de condescendencia lo hacen, echar toda la culpa a un distanciamiento : el que se da cuando el vértigo se apodera de nosotros ante el horror de la amputación ; no es la vida cotidiana desde el primer instante en que abrimos los ojos hasta la última gota del día de Dios. También así el amor. Todas estas cosas fuertes no se encuentran en el tiempo que medimos con los relojitos ; van en paralelo con nuestra vida. De vez en cuando se abre ante nosotros un agujero y caemos en el caos, o se abre una ventanita y nos ganamos lo celeste ; luego volvemos, de nuevo inexplicablemente, a lo cotidiano : inexplicable e implacablemente. (Ahora no tengo gana alguna de filosofías ni de escrituras elegantes. Sólo intento procurarme una tregua como la que me brindó El aljibe en mi atormentada vida)”. El 20 de septiembre de ese año : “Ahora, mientras escribo, pasa ante mis ojos una vida diferente. Una pequeña casa con pinos, albahaca y paredes enjalbegadas, y al pie de la colina un inmenso mundo abierto. Una sumisión y una libertad, con rostros conocidos como las veo, simplemente para olvidar la insoportable presencia de la muerte. ¿Cómo es que estoy sentado soñando con cosas así ?”. El 29 de noviembre : “…Con todo esto quiero referirme a cómo se mira uno de manera muy distinta cuando escribe ; quizá más profundamente, con más exigencia. ¡Qué sé yo ! Reflexiono sobre qué cosa tan bonita es la voz del ser humano. Un tono ligerísimo y todo está dicho ; y lo más importante : sin que se diga. Trata de entenderlo no desde los lugares comunes, sino desde dentro. Sacarás todo un mundo poético”. El “Domingo por la noche, 13 de diciembre” : “A veces es muy difícil escribir. Lo malo, para los que no escriben únicamente correspondencia, es que si la pluma no les habla, queda muda sobre cualquier papel. El viernes pasado me puse a escribir una carta para contarte mis dificultades en el trabajo. Al día siguiente, cuando la leí, hallé que decía lo contrario de lo que quería decir. La rompí. Voy tanteando y buscando, he caído en una profunda oscuridad interior, cada vez más densa, naturalmente sin esperanza. A veces tengo la impresión de que así, a ciegas, me encuentro en un recodo de mi vida ; un giro que entenderé quién sabe cuántos años más tarde. De repente me imagino que unas palabras dichas, así sin más, por un amigo me proporcionarían un gran sosiego. Quizá. Puede que también esto sea un engaño. Quizá debería dejar todo esto durante un tiempo largo y empezar a tomarme las cosas de otra manera, desde otro ángulo”. El 16 de diciembre : “Esta tarde, a eso de las 3.30 bajé hasta el río. Es el único lugar que amo completamente, y lamento que los muelles no sean más largos, como en París, para que uno pueda caminarlos una o dos horas ; me sería de gran descanso. El río no se parece en nada al Sena ; es mucho más ancho y consigue dar la idea del mar cercano. Los puentes son colosales y tiemblan en el centro ; el agua, más rápida y más hermanada con el cielo, al que acaricia cuando sube la noche (esa es la impresión que da). Si no estuviera un poco nervioso, me quedaría horas mirando los letreros luminosos que bordan la niebla o, más abajo, los remolcadores de luz verde y roja, y una amarilla entre ambas, bajando el río con tres o cuatro lanchas de carga unidas de dos en dos, que de lejos parecen una isla negra, una mole sin rumbo. Habrás visto algún Whistler o un Turner : añádele una nota de Bach y entenderás la atmósfera”. Y más adelante ese día : “Allí solían comer Dickens y muchos otros que eran o se hicieron famosos ; estuvimos juntos toda la tarde y hasta las tantas. Me habló de la dura vida del marino ; de la nostalgia de tierra firme, de la nostalgia del mar ; sabes, una sensación muy común entre los marineros : cuando están embarcados, una locura, una psicosis por ver el litoral se apodera de ellos sin dejarlos un instante ; y en cuanto ponen el pie en tierra, quieren casi inmediatamente volver a embarcarse, volver a irse ; no saben qué hacer. Claro que esto es natural y te lo puedes imaginar tú, yo y cualquiera ; pero, ¿te das cuenta de lo que significa una sensación así en todos, que ya lo sepan conscientemente el fogonero, el capitán, el contramaestre y el grumete ?”. El “31 de diciembre, 10 de la noche” aparecen las palabras de San Juan de la Cruz que estuvo toda la vida repitiéndose -y nos da la razón, siente que las vive. Así las transcribe y luego dice : “Las palabras de San Juan de la Cruz (Comentarios a la Noche oscura, II, 16, 8) : “el que va sabiendo más particularidades en un oficio o arte siempre va a oscuras, no por su saber primero, porque, si aquel no dejase atrás, nunca saldría de él ni aprovecharía en más”.// Quizá me esté sucediendo algo así”. El año 1932, 28 de enero -en Días aparecen sus personae, Estratis el Marinero y Matías Pascal, que están también en sus poemas, y tiene mucho interés la manera en que podemos ver que aparecen- : “El señor Estratis el Marino escribió “Niyinski” después de oír el Sacre (La consagración de la primavera), que le recordó los hermosos momentos que el excéntrico bailarín embelleció un día. El señor Estratis dice que, como ha suprimido el pesimismo, ha tomado la decisión de trabajar desde ahora para favorecer los milagros. Sostiene que los milagros ocurren (están en nuestra vida), siempre que los prepares con mucha paciencia y amor, y cuando ya has olvidado que pueden aparecer. No lo llego a entender muy bien. Insiste en que ésta es su poética”. Un juicio categórico el 9 de febrero : “Soy una persona que se encuentra siempre a punto de convertirse en otra, y nunca rebasa ese punto. Ese vaivén es el ritmo de mi vida : a veces lo percibo con bastante claridad”. Su madre, en una anotación del 29 de febrero : “Gran silencio producido por el carbón, la pluma sobre el papel y el viento. En el fondo soy una persona sencilla, un campesino. Hoy por la tarde he andado por el amplio parque del barrio ; el sol bajo y la tristeza del invierno. Mientras iba, he sentido la sangre de mi madre en las venas. Una mujer santa con una inmensa fuerza para amar. Amaba sin esos delirios simpáticos que todo lo estropean. Se podría decir que su sentimiento brotaba de la tierra y se mantenía arraigado. Jamás quedó en el aire. Cuando volví de Francia dijo : “Ahora ya te podrás liberar…”. Recuerdo aquella mañana en el Pireo ; lo dijo de un modo tan sencillo, tan real, que muchas veces he pensado que por eso nos dejó al año siguiente. No me la puedo imaginar nunca en una sala de estar ; siempre se me presenta en la playa o entre árboles y viñedos”. Un sábado de marzo : “¿Qué es creativo en las relaciones entre dos personas ? Que uno haga al otro lo más libre posible ; lo más que se pueda, si se puede. Los adversarios del ser humano : la naturaleza entera, todos los demás y cualquier cosa que ame. Sin embargo…// Intento salvarme con el amor. Palpable como lo siento : irreductible, mío, de peso. Paciente como la columna vertebral del Himeto, sin estupidez”. El 3 de abril : “Hay un aspecto de mi vida que he decidido mantener fuera de convencionalismos y transacciones : el aspecto espiritual.// Soy muy fuerte porque no espero nada de los demás. Han empezado a enviarme sus libros. Respondo puramente con mi opinión. En Grecia resulta muy “artístico” no agradecer los libros que te envían. Todos aquellos a los que he respondido se han vuelto enemigos míos : declarados. Artistas importantes. No soportan que se esté en desacuerdo con ellos en nada de nada”. Y el 11 de abril : “En el fondo soy una persona desafortunada que suele percibir lo desafortunadas que son muchas personas a su alrededor. Lucho por ayudarme a ayudar. A veces mi sentido del humor o la conciencia de que las grandes voces expresan sentimientos mezquinos hacen que parezca duro o inhumano.// El carbón arde en la chimenea con llamas alegres. Por primera vez desde que enciendo la chimenea, distingo claramente una llama verdísima de las demás llamas ordinarias. Me paro, la miro y me pongo a pensar otra vez. Es verdad, me he estado ocupando de nimiedades. Me perdí en menudencias ; por eso me es difícil creer en mí. Pero, mirando ahora atrás, encuentro que hay un secreto : en la vida no hay nimiedades. Si miras con mucha fuerza y mucho amor una llama, te puede enseñar más cosas que leer (gastando mucha materia gris) un montón de libros sobre la evolución de la humanidad”. Y escribe el 23 de abril : “Quien es puro, es poeta”. El 30 de abril : “Intento imaginarme que, cuando sufro, no soy yo. Que el dolor es un viaje difícil, una aventura que tengo que pasar para llegar a un punto lejano e indeterminado, pero que sé que existe. En el pasado, cuando era más joven, destruía la vida, la destrozaba pensando que de ese modo neutralizaba lo que me molestaba. Con ese sistema sólo conseguía neutralizarme a mí mismo. Ahora creo que, en la vida, para llegar a cualquier cosa verdadera es necesario pasar indecibles trabajos.// En este momento hablo tan en serio que hasta me olvido del amor. Nunca pude llevarme bien con ese sentimiento que une a hombres y mujeres. Entiendo el deseo, entiendo el cariño, entiendo muchas cosas que lo componen, pero no puedo imaginármelas todas enfocadas exclusivamente hacia una sola persona. Lo que hace que las relaciones sean únicas es la comunicación. Y cuanto más profunda sea la comunicación, tanto más humana hace a la persona. Quisiera que intentaras comprenderme para que me explicaras por qué suelo insistir en pequeñeces. Hay momentos para mí en que, si no me puedo aferrar al cuerpo desnudo que me falta, creo que no existo ni corporal, ni espiritual, ni psíquicamente. Eso como ejemplo”. El 8 de mayo : “Los civilizados, los civilizados : me hartan los civilizados, y también los “primitivos”, que son otra especie de civilizados. Lo único que quiero es ser una persona, sin adjetivos. No sé si lo conseguiré. La cosa está en cómo desnudarse”. Y el 14 de mayo : “Si llegara a dar con algo sólido dentro de mí, algo fiable ; pisar la piedra firme que todos debemos llevar dentro”. El 17 de mayo : “En el fondo, mi salvación y mi peligro son los sentidos. A veces veo que mi pensamiento se mueve como la mano que acaricia un cuerpo vivo. No puedo vivir al lado de algo que de alguna manera no respire corporalmente. Quizá por eso tengo tan pocas ideas ; quizá por eso insisto siempre en las mismas cosas y quizá por eso a veces el paso del tiempo me asfixia físicamente, como cuando la atmósfera se enrarece por la alta velocidad”. Dice a quien escribe el 26 de mayo : “Intenta amar lo que estés dispuesta a ser”. El 28 de mayo : “Me estoy imaginando un final como éste, de este hombre que tiene mucho de mí pero que no es autobiográfico. Quisiera transmitirte esto, este sentido (es terriblemente difícil explicártelo ; si no, todas las dificultades se habrían resuelto) de una persona bastante oscura y vague al principio, cargada de una gran afectividad (realmente física y no romántica), que poco a poco va desnudándose, lo da todo y encuentra una roca en la que deja caer su cuerpo rendido. Es extraño, jamás he tenido arte para separar contenido y forma, concepción y ejecución, y otros tecnicismos anatómicos de ese tipo que con tanta facilidad emplean nuestros críticos. He tratado de darte una idea algo “filológica” que probablemente no sirva para nada y que, peor aún, quizá sea falsa. Ante mí veo líneas y un ritmo ; quizá lo sientas cuando dejes que desaparezca todo lo que te he dicho. Queda todo por hacer, o sea, la ejecución. Es muy improbable que empiece en estos días”. El 12 de junio : “El destino lo veo, a veces, como un cachorro de león (o algo parecido) que viviera con nosotros. Durante años tratamos de engatusarlo ; a veces creemos que lo hemos domesticado. De repente recuerda su antigua naturaleza ; hace un movimiento mínimo y es el caos. Empiezo a aprender a mirarlo a los ojos. Están bien abiertos, tranquilos ; a veces en la pupila aparece una chispa repentina : gira rápidamente y desaparece. Tengo la impresión de que esta chispa confirma una certeza trágica -ya veremos.// Nuestro dolor tiene que mantenerse en silencio o, si se expresa, servir de ayuda ; si no, son sólo palabras”. El 27 de junio : “La salvación del ser humano se encuentra dentro de él ; su ruina también. //(Todo amigo que se va o que se me muestra ajeno, se lleva también consigo algo falso de mí mismo. Es trágico de alguna manera, pero no desesperante : todo lo contrario./ La tristeza generalizada que llevo dentro -no, tristeza no es la palabra : dolor- a veces me llena de entusiasmo. Después me comprimo e intento volverme mineral, imaginarme en un estado anímico tal que, por mucho desbarajuste que se produjera a mi alrededor, yo me mantendría inmutablemente sereno. ¿Será esto lo que llamo “optimismo” ?)”. El 23 de julio : “La vida exterior, intrascendente. No puedo hacer nada sin amor, sin entusiasmo. Entusiasmo no es la palabra adecuada ; mejor lo llamo devoción ; en fin, algo así. Nada puedo hacer con personas mutiladas o en situaciones en que estoy obligado a hacerme el mutilado. Viví seis años y medio en París, plenos : con toda la entrega de mi alma, amando cada momento, cada esquina, cada piedra, hasta el carcajeo cascado de la prostituta más miserable. Después volví a mi patria ; pasaron seis años más. En este lapso temporal ocurrieron, se dirigieron y se crearon muchas cosas, en suma : una persona”. El 7 de agosto : “Noche calurosa también hoy, como la de hace un año ; las luces cansadas de Atenas. Personas que hemos amado ; personas que hemos dejado ; personas que nos esperan ; ¡qué maquinaria ! El amor genera amargura, la amargura genera amor, y así sucesivamente por los siglos de los siglos”. El 3 de octubre : “El gran error de mi vida ha sido haberme hecho de tierra adentro cuando estaba hecho para el mar. Un rasgo característico del marino es no estar contento en ningún sitio”. El 29 de enero de 1933 : “”¿De qué te puedo servir yo ?”. Esto dices. Y te has tomado a pecho esta cantinela. No soy un niño pequeño, ni estoy desamparado. Por supuesto, siento soledad, una soledad trágica y múltiple, y esto es algo que llevo dentro y que no deja de habitarme ni siquiera en el bloque de viviendas más grandes y en medio de la algarabía más escandalosa. Todos nacemos con nuestras heridas. Si, en ocasiones, llego incluso a gritarle a gente muy allegada, es porque también me grito a mí mismo cuando estoy solo, ya que a veces lo malo es insoportable. Hay, sin embargo, dos cosas que me salvan : la primera es la creación poética ; la segunda, una mujer a mi lado, y esto quizá porque he roto muchos lazos trágicamente en mi vida, cuando la entrega quemaba y secaba todo sentimiento de ternura, pasajero, libre, en mi interior”. El 4 de febrero : “…Estoy mareado como si hubiera vaciado una botella de whisky. No puedo trabajar, no puedo hablar con nadie de todo esto. Un amigo, un rostro humano, disipa muchos fantasmas. Ahora no hay manera de exorcizarlos. La palma de mi mano sosteniendo la frente me resulta insoportable, como la de un enemigo)”. En este amigo que es el diario que escribe, que son estos Días que leo, este juicio espléndido sobre la luz y el amor el 21 de febrero, ejes de su poesía, igual que hemos encontrado el mar de un modo que nos hace pensar en sus poemas, y recordarlos. Así escribe el poeta ese día : “El amor bajo la máxima luz de la tierra, sin la sombra de ningún árbol sensual. El cielo es luz, la tierra es luz y el horizonte es libre : nada más. Es difícil llegar a este punto. Es obra de la humildad. Lo acabo de saber después de haber estado buscándolo muchos años. La pena que deja vale la pena”. Y el 23 de febrero escribe : “Lo he pensado todo tantas veces, que lo he diluido todo : ideas, deseos, cuerpos ; todo se ha convertido en un río, la savia de los árboles, la lluvia : algo fatal, atado a la sustancia más profunda del hombre, cuando aparece en singulares momentos de dolor, de peligro, de impulso irrefrenable”. Otra vez el amor el 25 de febrero : “Me he desarrollado en conjunción con el amor. Es mi horóscopo. Es decir, en mi interior el gran problema, el básico y más profundo, es el problema del amor. Mi actitud frente al mundo es una actitud de amor o desamor. Quizá por esto sentí siempre la necesidad de alguien a mi lado, cosa que me faltó casi siempre”)”. La paciencia y la soledad. Así el 4 de marzo : “Mi fuerza radica justamente en tener paciencia ; una virtud, quizá la única, que me ha puesto a prueba y que yo he puesto a prueba. La paciencia es algo que conozco a fondo : mi compañera. Mi vida hasta ahora ha sido paciencia. Y casi nada más”. Y el 5 de marzo : “Un consejo para las personas solitarias : Si quieres salir de tu soledad, tienes que ponerte de su lado, y no del lado de la muchedumbre o de la compañía”. El tiempo y la unión en que se da todo en el tiempo. Así nos dice el 6 de abril : “Algo análogo, pero aún más trágico, vengo meditando sobre el hombre que perdió su tiempo. Nada avanza, nada retrocede : el tiempo del amor, el tiempo de la reflexión, el tiempo del trabajo no existen ; no hay tiempo, no hay nada, ni siquiera el tiempo de la desgracia. Está todo junto a la vez, revuelto y helado. No hay sueño, ni vigilia, ni cansancio : hay todo eso junto ; ninguna sucesión, ninguna espera, ninguna catástrofe : todo junto. Y lo peor : este detenerse no es muerte. ¿Qué significa muerte ? Significa inexistencia, mientras que este estado inhumano, en cambio, existe y domina”. Poemas y días. Los días que necesitan los poemas, con los que se hacen. Con los que se hicieron los de Yorgos Seferis, que no sólo han acompañado mi vida sino que sé que son para todos.

 

Barcelona, 13 de marzo de 2024

 

 

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